sábado, 28 de diciembre de 2013

Inocencia



-         Me das tanta sed –
dijo enraizado a las sombras torcidas de los pinares,
una hinchada de bates de de béisbol me hartaba de nervios la médula,
batían mis dudas los focos,
-         la tierra ya fue nuestra antes, -
entendí la sedición del deporte nazionalizada y el fervor
donde tres a cero de vuelta a T.P.,
la voluntad.

Enjugaba la conciencia un cigarrillo tras otro, el humo no era igual,
ocupaba denso todas las veletas,
-         Aunque grites, aquí no te puede escuchar nadie –
apuntó su estilográfica contra mis cuerdas y talló sus filos intransferibles,
duros,
me cubrió de tinta y hasta el fondo me pidió:
-         No escupas –
repasó fratricidas mis contornos con la yema de los cañones,
la calavera de animas y salvas,
la carne de los dogales.
Sembró un campo abierto de minas y accionó las quemas,
me dio un rosario, e instruyéndome se rió:
-         Reza, muñeca… reza-
atentó contra los hitos fronterizos y hostigó los vértices de mi equilibrio,
engrasó el potro, curtió el trapecio hasta fraguar los hierros del vértigo en mi nuca,
me forjaba,

e insurgente me desvistió despacio por si las aspas me aturdían
desde el fin de la segunda guerra el cielo ha sido azul-bmw y yo entiendo de mecánica,
rebatí su orden, sus subversiones,
golpee su lengua
y sangraba,
me puso el tórax en eyección,
velocitó mis manos, mis tobillos también,
me desfrenaron ígneos sus pómulos, sus fusiles hondísimos,
su siniestro parecido a los lobos,
-         Aquí, no nos va a escuchar nadie –

lo dijo suave, casi tierno, por si los muchachos que entonces,
acalló la armería de mi garganta con disparos exactos,
por si la autopista arborizamos sobre la hojarasca entre los silenciadores de la arena húmeda donde las rodillas sin amortiguador, a media tarde, ya las siete,
a fin de batir espacios muertos para armas de fuego rasante nos cavamos perfectos los pliegues,
apostamos cuerpo a cuerpo,
la inocencia.

Y si echamos un pulso con la batería del viejo Mustang,
y rotura el voltaje,
y vemos desvanecerse los amperios,
-         ¿lo harías?
-         ¿te dejarías?

primero, despojamos al purismo, el alma es solo fuego disuasorio,
segundo, brindamos con anticongelante

y acotamos toda norma a esto:

-         Límpiate la cara,

si quieres, puedes gritar -



martes, 17 de diciembre de 2013

Rock City


Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
 Salmos 22:1

First I drink, then I smoke, 
start up the car and I try to make the midnight show
Kiss



Frente al esqueleto de la Santísima Trinidad,
como vía reconquistada por la mala hierba me crecía una marasma de solares vacíos,
las calles me abandonaron antes,

sentí la necesidad de volver a los viejos hábitos y me comí todas las inyecciones, duermo con una tortuga aguerrida desde hace veinticuatro años
mas nunca me acostumbraré a los muertos
recortados contra el inmenso cielo en las repisas en actitud casi bíblica desde los marcos, me velan.

Desayuno entre ráfagas de diez pies de cenizas frente a la General Motors,  
un Mojave apocalíptico de remiendos ocupa todas mis noches
la calavera de la cheerleader que mira con la sonrisa sardónica de los muertos,
mi padre mata a una serpiente amarilla que salió de entre las juntas de la cocina,
la idea de morirme me ponía el corazón a galopar,

entré en barrena,

Vi merodear a los mapaches entre los puestos de dátiles,
- aquí se empieza conducir deprisa - me dije
la orografía de neones contrastaba con el parpadeo de la moral, en venta,
también se muere siempre joven,

por eso, deslocalizada, inquieta,
me quedé expuesta a ras de los cazadores de marfil,
bajo la protección furtiva de otro enloquecido mantra,
inhabitable,
urdida la piel con las frondas de las palmeras con un látigo en las manos empecé por autoflagelarme,
Bienaventurada sea.

Como una playa sin océano tomada por los coyotes las dunas se deslizaban se reunían en manadas para aullar sus plegarias,
envolví el pan en un viejo boleto de apuestas hípicas,
después engrasé el tambor,

probé puntería en los restos de las fábricas disparando a la chapa de la Ford como lata de conserva y bang!
- en esta parcela sólo crecen ya volcanes ¡diablos!-
los barcos bogaron por la noche azul perfecta arrulló la paz música de fonógrafos de manivela,
tribales con raseros afilados las velas imponentes bailaban en las vigas, los escombros ¡también crecieron resplandecientes los metales!,
leonados, fieros,
el rastrojo se hizo espino y cercó el frío seco de los más altos trigales
delimitó sus márgenes,
su silueta, y arrojó la víctima a las timbas del crimen como una ofrenda
se impuso el opio metro a metro

llenose la escupidera de Dios abandonada de rostros,

y entonces los perros comenzamos por batir los Cielos.




miércoles, 27 de noviembre de 2013

Noche de la iguana

Huir, como si quemara la sombra, huir
Marçal Font 


Noche de la iguana colina abajo la jungla se abre de par en par como templo abandonado
algo perdido en las entrañas de Angkor Wat,
abro mi mapa de carreteras
repaso con los dedos la serranía de Catherine
La sota tuerta,

cada noche se me caen las montañas encima
y cada mañana quiero ahogarme en los Grandes Lagos
poseer sus cráneos de contornos criminales
hospedarme en habitaciones de muebles tristísimos
- pero sal de la trinchera     muchacha, la guerra ya terminó-
afuera aguarda el atardecer fracasado de esta ciudad tomada por el cautiverio de los graznidos de cuervos entrecortados
los himnos a la deconstrucción
los fracasos amortiguados en alcoholes
las ratoneras desvencijadas de versos donantes habitados por las turbas tristes.
Tristes.

Yo busco turquesas entre las ruinas, yo busco Monstruos Perfectos
y huele a magnolias en todas partes como una roja venganza de terciopelo siento la misma descorazonada sed
la respiración pesada de este rosario letiánico como un incendio lejano
leves símbolos de domesticidad que terminan en océanos de campos roturados
subsistir del ingenio nos hace desarrollar talentos comunes

mas yo busco en Él mi Ínsula de Barataria mi propia Muerte en Venecia el Río Rojo que ilumine mi trayectoria con júbilo
escapar del presidio que domina el alrededor de cadáveres estrangulados en los márgenes de las novelas

¡Marchémonos amor mío!
compraremos una gasolinera al final del camino
y seremos la última oportunidad de llenar el depósito de los que huyen para encontrarse
construiremos un hogar con los cantos rodados de las cunetas a orillas del Gran Hotel del norte
qué felicidad de lilas tus ojos capaces de labrar millones de hectáreas

no diremos adiós a las armas, lameré la pólvora de hasta tus huellas
tus remaches
el nácar de los cañones también
si me haces del hampa una vestal
si el áspid en el pecho de Cleopatra

si quieres, anúdame las crines con metadona

tallaremos de uranio palabras preciosas entre hordas de reptiles silentes nos amaremos
tras el mero decorado,
antes que se levante el telón y sólo revele hogueras


y horcas


miércoles, 20 de noviembre de 2013

::ALPISTE PARA CUERVOS II:: SAB 23 - 21.00h -





ALPISTE PARA CUERVOS II

recital de poesía

CASA DEL BARRIO -AVDA. CARABANCHEL ALTO 64
Entrada libre - "Como el viento"



la gente del rincón del poeta del foro de Extremoduro (oficial) 

ESTE SÁBADO planearán sobre tu cabeza ...

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Dormirse al volante



Atravesarás las llanuras del psique en las granjas avícolas a ras de ventanillas opacas en el camino
la vorágine se postrará ínclita para recibir tus huesos de Perseguidor destronado mientras brama flemática la tierra apócrifa
y cuando al amanecer se abran las tumbas y otro invierno interminable mude su piel de gumbo y yuca y espárzase tiránica la negrura
entonces arderá la yesca
esquelético ágape será esta hazaña esta catástrofe y todo todo por cuatro céntimos
Al tiempo las águilas devorarán tus raíces Cíclopes borrarán tus huellas las astillas de Tampa
tu ánima ensanchará en los páramos de Utah
serás cómplice de asesinato de vuelta a Columbine a Denver a Virginia
en Baltimore dinamitarán tus huesos
tendrás miedo
Vagarás errático por sombras tártaras en las calles de Ciudad Juárez tres veces oscura caerá sobre ti la Noche de Maupassant incólume tras los barrotes del infierno en Lurigancho madriguera de navajas que sólo la espalda acuña gritarás
gritarás en Gran Cañón
pero te responderá el silencio
pues el eco te abandonará también
así que probarás suerte en la batimetría creerás en el Imperio Atlante y juntarás tus pieles con mujeres de fábulas extraordinarias en la laguna REM del coma
lamerás sus sienes cósmicas sus cabellos como armas ligeras de repetición
mas nunca alcanzarás sus cimas
Marcharás neumático sembrando églogas oníricas en el asiento de atrás de la vida borracho de vino tino y con una 410 en el regazo fumando Camel a través de eléctricas tormentas en Dakota del Sur
con los ojos abrigados de zahones de piel de pony blanco y negro
con los ojos ardiendo en boogaloos pre-bop al son de viejas baladas folkies sobre la paz
bajo la atenta mirada de vallas publicitarias gigantescas con caras de estrellas de cine relucientes mientras huyen de explosiones mientras caen por un espacio en blanco
con los ojos de expertos francotiradores          congelados
y cuando los vapores de la escarcha acechen los brotes del maíz ya sesgado
con los ojos pegados a relatos de postas de caballos y el narcotráfico flotando en tu cabeza como un letrero fluorescente que indique el próximo desvío
despegarás a reacción sin rumbo fijo convoy giróvago
comprenderás que el viaje tendrá un final sin absoluciones y te lo jugarás todo en manos del Black Jack apostando a la rueda un nuevo Silent Hill
deshabitado
y lo aceptarás
lo aceptarás como si formara parte del credo luterano
con los ojos polvorientos del Old Dominion devuelto a los buffets de bacalao noruego de la Iglesia Protestante en Mineápolis
muerto pero no bastante
entre sónares de las sirenas que trashuman su minoría de edad en las ambulancias del estado de Nuevo México tu mujer se arrojará Dolorosa en brazos de la santería
lejos pero no lo suficiente
donde los coyotes adolecen de frío en un Oeste gélido y áspero
¡Ah, Yahvé qué día sembraste de plagas los cactus indios!
crucificadas tus manos aún conservan los estigmas de este pueblo trigémino
hoy sarnosas ortigas camuflan tanto hedor a pérdida
y entre los fogones de veinte restaurantes criollos también deambulan anacrónicos los lugareños errantes que como tú tienen la sangre morada de los disparos también tienen el pecho corroído por los cangrejos del Nuevo Mundo

la velocidad te tratará a su manera kilometrando los márgenes del destino
fe hermano

“Una mañana de noviembre el Ángel comenzará por mudar sus plumas (…)




jueves, 7 de noviembre de 2013

Doppelgänger



      Mudé las ces por un diastema el día de mi primera comunión,
después rompí todos los álbumes que probaban como me atragantaba con dios cada domingo,
-créeme, debe ser emocionante pensar que te tragan vivo,-
no sabía que era judía y tenía la boca llena de sangre,
¡piedad!
sea dádiva para el jaguar esta rabia, esta limosna.

Nací de un parto de gules
las llamas prendieron en mi memoria tantas veces el Santuario,
hacía un frío que secaba la lluvia hasta tornarla arena
-Yo no quiero ser un baul de coyotes –
decía,
quise a hombres, montaraces, rednecks de Stetson de fieltro
mi vida ha sido un swing gobernada por el dios de los trileros,
una partida de pinball en la que siempre faltan monedas.

-Tengo una reserva de camaleones donde las agallas y una torpeza para el compás
que me excluye del baile pero me posterga a la autopista-

cedían las gomas de la mascara
y ¡ah! esta bata…
esta bata a la que le couelgan los hilos del poema por todas partes,
tiré de ellos para aliviar mis costuras,
para escapar a Dixie
y atravesar la Facultad pendiente de lianas-auxilio
-soy un aserradero de palabras-centauro
un escaparate de nostalgias
una caja de pirotecnia de segunda mano,
una partida de alter-egos que sólo resta
una impaciente-

-a la gente que conozco le basta una bilocación para empezar a medicarse-

y me di cuenta tarde,
con la resignación de los damnificados que ha dejado el cine Western,
en esta, la otra orilla,
desde aquí rezo a los epitafios de mujeres-quimeras que yacen en el pantano de mis fetiches,
les robo sus nombres con vehemencia
como si así pudiera sorberles la savia aspiro los mismos cigarrillos que Lula, Perdita, Perla, Mallory, Ava, etc…

y es que yo no tengo un muerto en Sinaloa,
un marido en la cárcel que desconoce a su hijo,
¡ni siquiera me he acostado con un hombre que se excite con los aerosoles
!
soy una farsante, una tramposa, una muchacha-ficción
que intenta salvarse como puede de la tosquedad de su suerte,

penitencia para esta sierva sin más muertos encima
que un James Dean Gigante bebiendo Pepsi al Este del Edén
que un Jim Morrison probando el calibre de su horca ardiendo mesiánico como si lava llamase a lava,
piedad conmigo misma
efigies de este siglo,
escritores, compañeros:


-No se inyecten Metedrina, por favor- 



miércoles, 23 de octubre de 2013

Cantando sobre la tumba

Octubre – Lowell


Allen recita a Shakespeare, el pasaje favorito de Kerouac: “Cómo mi ausencia como un invierno ha sido… ¡qué escalofríos he sentido, qué oscuros días he visto! / ¡Qué desnudez del antiguo diciembre por todas partes!” Es casi justo la época del año en que murió. Árboles enhiestos y desnudos, sábanas de hojas caídas. Dylan y Ginsberg sentados en el suelo, piernas cruzadas, observando una placa de mármol pequeñita, medio enterrada en la hierba: “TI-JEAN (pequeño Jack), JOHN L.KEROUAC, Mar.12, 1922 – Oct, 21, 1969 – VIDA CON HONOR – SU ESPOSA STELLA, Nov. 11, 1918-.”Dylan va afinando su Martin mientras Ginsberg hace que su pequeño armonio portátil aliente sus notas por el prado. Muy pronto toma forma un blues lento en el que ambos intercambian versos, y luego Allen se introduce en un poema improvisado a la tierra, al cielo, al día, a Jack, a la vida, a la música, a los gusanos, a los huesos, a los viajes, a los Estados Unidos. Yo intento mirar a los dos tal como se me aparecen en ese momento, sin ninguna idea especial de quién o qué son, sino intentado simplemente verlos con un propósito secreto en la cabeza. Cada uno de ellos opuesto pero aun así en armonía. Vivos y cantando a los muertos y a los vivos. Sentados directamente en la tierra, encima de los huesos, debajo de árboles, y oyendo lo que oyen. 



Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera. Sam Shepard 

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ofrenda para Luna Halcón


Zoológico apátrida de espléndidas mandíbulas, su rostro es un sumario del desierto ácido, bucle cilíndrico de cáñamo y vórtices en las antípodas del Hotel Chelsea se inaugura la corte de los milagros,
cavó la zanja de su propio epílogo y Maxon-Dixon no está tan lejos,
amarillea París mientras se aleja crece el destierro ferroviario entre herbazales y vías electrificadas,
por un momento fue sólo corazón y pulmones pugnando por ver quién sonaba más hondo, su historia o el deshuesadero de santos que demarcó las esquinas de una cama cualquiera a las afuera del continente.

Aquel cancerbero compartía onomástica con mi entonces Volvo, blandía su antena como un látigo, un cuchillo que truncaba el tiempo mientras salmodiaba canciones que la radio repetía en cada peaje,
la misma cadencia monolítica una y otra vez, el acre del látex que se consumía.

Yo aprendí balística en los portales de Redtube el día en que los bares se llenaron de forraje y amanecieron parcos los dipsómanos de sombreros idénticos mientras recitan Salves en inglés a modo de letra underground,
¡On the road deslucida a guía turística para modernos viajeros esdrújulos!
la habitación 101 existía más allá de la Franja Aérea descrita en los fastos de 1984,
¡qué profético el Ángel! América se hundía estrepitosa en el mar

Y así, desposeída, mas lista para la balacera, vestí chaqueta metálica en ese sagrario intacto de úlceras marxistas que como al César amé, con altivez, con voluntad de diosa
y huí de mí, distópica y consonante a través de la inmensidad homicida como un ritual de cuervos de plumaje omnívoro,
dinamitaron entonces los moteles del estraperlo,
al alba la lluvia desnudó su cártel,
despertó de entre la villanía cuando en los arcenes de las ruinas indígenas donde las tumbas,
la quietud,

como novia sacramental le hizo el amor como una injuria la soledad de otra ruptura exhumó el nuevo dicciosario de extinciones,
mostrose la eslora de sus llagas, desmedido humedal sin fondo, preámbulo del armisticio se reveló a la hora del lobo y señaló a los pragmáticos:
culpables.

Y desorbitó perdido, enamorado en el proemio lisérgico de la galopada,
vagonetas bífidas rodaron eflúvicas a contravía apostadas en sus ojos, esos ojos pálidos fogueados por los faros de todos los camioneros que alabeaban el sueño de la clase hambrienta,

cuatro mil novecientas veintinueve millas de n a d a
errática y crónica como un suspiro de la memoria donde erigirse ahora el contrapunto de ese abandono,

dime Travis qué puedo hacer por ti, si sólo conozco tu nombre y qué eres de París,

de París-Texas.


viernes, 11 de octubre de 2013

El fantasma de Perla Duster

Lo que más me gusta es cuando vamos en coche. Sobre todo cuando estamos entre el sitio de donde venimos y el sitio adónde vamos. A veces echo de menos dormir en casa, pero es estupendo pensar que nadie sabe exactamente donde estamos. Papá dice que ya hemos estado aquí antes. Ya recuerdo, esa vez atrapé un escorpión enorme con un vaso, lo dejé toda la noche allí y por la mañana el vaso seguía boca abajo pero el escorpión no estaba dentro, no sé como pudo salir, fue un gran misterio, aunque en realidad, me gusta no saber lo que pasó. Quizás es que allí vivía un fantasma y el fantasma levantó el vaso, o tal vez lo hizo el escorpión con su cola venenosa.

Papá dice que la costa Oeste está encantada (papá siempre dice lo mismo) y yo le pregunto que qué clase de encantamiento es ese que hace desaparecer a un escorpión, y me cuenta que seguramente el del fantasma de Perla Duster. Yo no conozco a Perla Duster, pero he oído su historia otra vez.
Perla era una niña rica de nueve años a la que secuestró el hampa por aquí. Le cortaron unos mechones de pelo y se los mandaron a sus padres. Como la familia tenía mucho dinero, pagó el rescate y la policía encontró a Perla tapada solamente con una manta donde los secuestradores dijeron que estaría. Papá dice que no le hicieron nada, pero yo estaría muerta de miedo. Después pillaron a esos tipos intentando huir en un barco que iba a la Baja California. Y cuando les metieron en la cárcel del puerto de Ciudad Lázaro, descubrieron que en la maleta que uno de ellos llevaba había un collar de huesos junto con los zapatos lustrados de la niña y su cabello atado con celofán. Seguramente estaban chiflados.

A mí nadie va a secuestrarme, “todo el mundo sabe quién es mi padre” y “no querrían tener problemas con él”, eso repite cada vez que le pregunto por Perla a él o alguno de sus amigos, los del sombrero negro y el acento raro. Son seis y nunca jamás paran de fumar y  reír. Se ríen muchísimo y fuerte, fuertísimo diría yo,  ríen sin parar hasta que a veces el señor de las llaves sube y los echa afuera y ellos sin parar de reír gritan “¡no perdona! ¡no perdona!”  y bajan las escaleras golpeándose con la barandilla y despiertan a todos los huéspedes. Entonces papá se queda muy quieto, como dormido, y yo espero a que se despierte mientras escucho la radio, los tornados arrasaron ayer gran parte del Arkansas…  La primera vez que lo vi así me asusté mucho, pero luego, cuando despertó  me contó que había estado viajando, como cuando vamos en coche, pero por carreteras nuevas que sólo conocen los mayores que como él, se mueren de risa.
Un día de esos creí ver un fantasma en la esquina de la habitación, pero no creo que fuera Perla. Demasiado grande para ser ella. Yo estaba tumbada en el suelo escuchando la radio, vientos huracanados frente a Point Sur, California…  todavía podía oír las carcajadas de los amigos de papá por la ventana abierta. Fuera llovía y estaba oscuro, una sombra salió del baño y corrió hasta la ventana. Me pareció ver unos zapatos brillantes. La mosquitera se abrió sola, y después de que pasara la sombra se cerró. Yo corrí a esconderme debajo de la mesa del tapete verde. Me quedé acurrucada toda la noche pensando en los hombres que secuestraron a Perla, ¿Seguirían en la cárcel? ¿Se habrían muerto? Y Perla ¿Seguiría viva? ¿cuántos años tendría ahora?


No sé cuanto tiempo pasó. Por lo menos cinco eternidades. Yo pensé que si alguien quisiera secuestrarme, me defendería con un cuchillo. Procuraría darle una puñalada en el ojo. Seguramente Perla no llevaba un cuchillo encima. Yo esperaría a que no estuviese mirando y entonces le clavaría el cuchillo en el ojo y saldría corriendo. No podría atraparme. Definitivamente le diría a papá que desde ahora pensaba llevar siempre encima un cuchillo, mi cuchillo. Cuando despertara claro, entonces seguía dormido. Y yo  ya conozco las normas: il capo non  perdona.


(experimento -1º intento-)

jueves, 1 de agosto de 2013

El cuaderno amoratado

Jilguero discorde que en mi pecho encalla rosacruz izquierda
expira agónica Perla mestiza y su corazón rebrota entre las piedras,
dialecto blindado es el declive
plausibles casinos amañados como un hotelucho a la altura del hambre un hombre me postró y por ojos tenía alambradas altísimas vidrieras henchidas de asfalto recién molido
            confluimos
después nada,

Huidizo Tristán vigila despedazada mi otrora reserva apache, noche cerrada en Montana, aúllan entre las zarzas los gules de la nostalgia
     prodrómica maleta ésta.

Amor: rueda de oquedades, exégesis triste en las palmas de la selva,
comunihista fragua de arenas movedizas sin más vía que la patria vendaval,
galerna depredadora víspera infame del presidio, pretérito artillero a años luz de la 305,
… sólo Dios sabe

Y libre de toda mordedura Teseo fiel a su historia ofrendase pasto al minotauro
el Mago enramado a las islas natales de las astillas naufraga furtiva ciudad Big Tuna me crece anudada en el pecho la franja implacable de la tristeza, el ántrax de otro final inoloro

Tanto duelen los husos de los dragones y cien años no son nada para un sueño sin más himno que el de los disparos,
Jesús nos mira
y de verdad no creo que vaya a poder rescatarme de estas páginas antiguas a este devenir varado en alcoholes


en definitiva, que no volveré a atragantarme con los tacos del billar


Madre


ya no os necesito mujeres de este mundo (...)
que tengo a la Diosa
(Victor Sierra)


Tamiz de miedos que torna aliento
el temor a fracasarme,
besarte es un acto reflejo de mi clavícula
que amansa los escombros del café temprano
si pienso en la magia negra
que tras el biombo la vida acecha.

Quiero hacer inmortal tu piel,
la más dorsal de mis espinas,
aprender a no romperme
a veces me cuesta tanto…
Y mi fiereza volcánica
pasado es Alisio dócil,
me asusta que me conozcas
y no te guste,
no te puedes ir,
te digo,
yo sólo se ser niña
y tan tuya.

Amazona atemporal,
mi yo, mi vuelta a casa,
nido que a vientre acuna
la alquimia milenaria de la especie,
el más cardinal entre los puntos,
savia que siempre asciende,
mina de talismanes,
la última de las Petrarcas,
la Sismográfica,

para mí refugio,
por mi aspirina de color hada,
mi libación, mi Egipto, mi Normandía,
la prueba de ingeniería corporal más exitosa,
la movediza, la tibia y la dorada,
la que anuda el pelo a las ventiscas,
la que no entiende porqué Alabama
la que me hago grande en tus ojos,

por la que no os necesito mujeres de este mundo,
bohemias, Judy Garlands,
tecno-granjeras de Arkansas,
por la que os cambiaría cien vidas,
odontólogas,
poetas,

la más real Diosa y Pangea,
la verdadera entre las Olimpias,
la creadora,
la más mujer
la primera,
la segunda
la diez y todas

la Madre,


la mía. 




Libro de los Hipógrifos, capítulo 2º
(5 de Mayo o algo parecido)

martes, 25 de junio de 2013

. . . _ _ _ . . .


Reptan rúbricos los trópicos en el trance intacto del transfondo
el juke box yace sincrético y Circe caldea el banquete de relojes raídos
iSOSceles mosquiteras éstas

errantes rocas crecen calígrafas arrullan la bajamar grillos de arpa regia
geométrico el eco se revela entre los pliegues de las fractales que la piel dubitativa muestra, recapitula hasta el paroxismo el héroe ebrio de moly y sin junturas el sol de medianoche se anuncia en las pupilas de una cáscara de nuez
Olimpia se repuebla y desteje las fieras glaciares apolilladas en las vitrinas pétreas del laurel
combustionan las gavillas de heno y limo resplandecen plúmbeas sombras de islas inescrutables que la garganta acuna con belladona
                                                  el soma se ha agotado

venenoso neologismo es la nostalgia cuando el futuro se retrasa cualquier tiempo presente es peor
y mientras se abrillanta el osario de flechas tuertas el desvelo impaciente busca en el contorno lava cáustica, y no, terracota de nuevo en los oídos
¡Sorrento es IKEA!
allí compramos las palas con que cavar nuestra fosa sueca,
la bañera letal de Casanova diez mil pesetas,
el horno de Sylvia cincuenta libras

camafeos de ónix para crímenes imperfectos ¡no hace falta que riegues ya tus plantas!
la historia envía misivas con remites maleables:
Oriente: troyanos
Obama: Egisto
Ronald McDonald: Agamenón

Pandémica es la piara de Elicias y Areusas valientes babosas de mal beber
Eea se desmorona
. . .
La Maga claudica
- - -
yo también
. . .



 Libro de los HipÓgrifos, capítulo 3º, versículos casi todos 

miércoles, 19 de junio de 2013

La nada

Al capitán Willard

Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo
(Salmos 82:8)

This is the end
(Jim Morrison)

.
Refulge ácido tras de los huesos Caronte el Estigio se desquicia concéntrico y yo traigo la rama dorada de los creyentes oblicuos y taxativos a los que sus alas de gigante impiden marcharse y descarrilados en la jungla-helicóptera sobre raíles la fiebre alienta de inmensidad sus cuencas indolentes hombres-albatros,

            Quise una misión y por mis pecados me la encomendaron
Aún cuando el NAPALM no mata hiere

qué hacer con esos hombres fabulosos que el bestiario acuña en las entrañas de Saigón
fosa monzónica de heraldos tristes donde hasta las serpientes mueren de sed,
todavía reverberan sinuosas la enjambrera de valquirias
    y el opio ya no alivia cuando,
¡cuánto más te he buscado despiadado acúmetro entre las ruinas de la clepsidra amarilla!

¡Oh, leitimov devaluado, acepta de mí este cáliz irracional, ecuestre
declama tríptico otro otoño circular sumidero blindado de meandros dónde las coordenadas de la guerra son i-rectificables y parapléjicas,
bendice el nombre con que solía acostarme!
  cuando solía,

Y cazaba pájaros-mortero hasta enrubiecer los cazas con que me mentía
   y me mentía
hasta pinchar las ruedas del autobús azul con demasiados ataúdes de repuesto que empañó de colectiva la memoria y empuñó sus tibias en la más tenebrosa casa de empeños

ahora qué hacer con este altar venenoso de inspiradores cadáveres donde el infierno impera sembrando de herrumbre el cuerpo errático
subyugado el verbo, devorado por las aspas del Ventilador batallo en las alambradas la más salvaje de las barbaries:

 Mi alma índiga de hambre sucumbe al son de los tambores 
 arrojadiza                                                                                         
    sólo se acuerda


           del horror… el horror




miércoles, 5 de junio de 2013

Este viernes 7 de Junio en el Centro cultural Valdebernardo


Hemos visto como se quitaba las gafas, se desnudaba de toda reliquia y se calzaba tacones de aguja fina para aprenderse el abecedario nocturno de un sólo trago, la hemos visto comer con las manos y hablar con la boca llena, y  ni con esas, lo juro, ha dejado de ser la más hermosa de las Pléyades,  la hemos visto cantar Like a Rolling Stone y emborracharse con Mahou cinco estrellas, acurrucada en los portales de San Vicente Ferrer en brazos de la fiebre, elegante, coqueta a veces altiva en las casetas de la Feria del Libro, dadivosa cada 21 de Marzo, portada en Playboy...  también la hemos visto seria, irreversible en los mares de Alfonsina, herida y triste de la mano de corazones en paro, a veces muerta demasiado joven...
la hemos visto indignada, valiente, SOLeada: armada de futuro,  hemos visto su cruz y su rostro y todavía no sabemos cuál nos gusta más,
                                                pero nos gusta y eso basta
Y este viernes, brindamos por Ella y si tú quieres puedes venir a hacer lo mismo, porque nos encantará verte, y a mí me encantará que conozcáis a este precioso grupo de poetas que tanto me están enseñando casi sin darse cuenta

¡CON MUSAS Y A LO LOCO!

RECITAL DE POESÍA DEL GRUPO DE LA BIBLIOTECA FRANCISCO AYALA

19,00 h -
Centro Cultural Valdebernardo, Bulevar de Indalecio Prieto 16
(Metro Valdebernardo L-9)




miércoles, 29 de mayo de 2013

l'heure verte

El vidrio exangüe de la risa de Allen Ginsberg prueba el delito,
su aliento a bourbon guarece mi nuca extenuada de aeropuertos cuellilargos con vistas a la inmensidad obscena de Arizona,
abiertas de par en par las salidas de incendios a estos mis nahuas de ayahuasca resbalan por las páginas de la obra de Keats
de un trago a otro yo te agoto Allen Ginsberg
en la noche de verano yo te leo Allen Ginsberg

amanece en Les Deserts de l’Amour, despertamos perros del alba xántica en los suburbios simulacro de Oklahoma,
a cara o cruz siempre la cruz, monedas líquidas 100 $ bebibles con que alquilar la música de cañerías en las reservas indias
mientras mis años se diluyen en callejones asfaltados de latas de cerveza
nuestra banda sonora se parece cada día a un November Rain
tan dueños de lo fatal,
nosotros

desmiembras páginas En el Camino 40º a la temperatura Farenheit 451 para suplir las bajas de los licores que han hecho mella en la cordura,
por tierras baldías exentas de todo genio
Sólo tú  A l l e n   G i n s b e r g  sorteas la lluviosa Tijuana


Y yo apuesto en las timbas espirituosas la ropa a crédito frugal como buscan los rendidos asilo en Las Vegas
razones para estar vivos
tú me bastas A.G
Tejados a los merodeadores de la etérea psicodelia interrogante agave el cuerpo destila penas que también nos sobran
&
Tú me bastas allen ginsberg
en esta atalaya de felices años veinte depredadores de aquellas noches parasiempre
en el altar de una barra que engendra escritos con la tinta indeleble del cristal

para sellar las bocas al fondo de un vaso de absenta quemamos los divanes con bidones de chicharras ambarinas
para desgarrar los isquion de sirenas atrapadas en los tragos del mezcal atragantarse hasta vomitar el sexo en los portales                           nos amamos pendientes del parquímetro

bestia límbica el presente irremediable, destiladero añejo de metrópoli sin luna
fugaz tugurio a la espera de la combinación exacta

sea digno tu nombre que mi voz cambia para aliviar tu ausencia e incólume reverbera
que no,

que Allen Ginsberg no está muerto



miércoles, 22 de mayo de 2013

Mecánica automotriz

un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la  Victoria de Samotracia.
F.T. Marinetti


En el meridiano cóncavo de una pastilla se puede borrar el caos refundar la tierra cromar la piel de acero tersa allá dónde el vasto Sur se extiende
y me he quedado emergencia desertora para montar tus hombros cien caballos las arterias se dilatan queroseno hierven los depósitos de acmé
tú que vences resistencias en cada una de mis válvulas
uno sólo de tus dedos me hace frenar y ven rueda abrupto a volantazos por caminos sin pavimento mis costillas
otro arráncamela me las juntas tengo de cinco en par tres puertas mi garganta Delorean
aduana sin más peaje esta cadencia runática dónde el aceite unge y crisálidas
llantas para aguantar motores del calibre superior yo soy                  poseo
y te acaricio en los retrovisores del sueño porque el pecado es una vía secundaria de surtidores llenos
y hace tiempo que me visten los frenos del fetiche que me aprueban en las curvas cada
Inspección
Térmica
Violenta
y tranquilo
he insonorizado tus huellas intermitentes y he roto la palanca desgarradome las levas de este árbol de más
súbeme las ventanillas desembraga mecanízame y la ropa desviste las correas inasibles que me sueldan
pujemos por hundirnos dónde todo es confín
que sean los frenillos tracción cardiaco el ritmo para amortiguar los golpes tengo híbridos los labios tintados del idioma infinito del carbón
terminal positivo la cadencia esplendorosa el cuerpo neumático corre y se recorre de motel en motel
pulmones de leña ahítos estallan para incendiar crisol caja de cambios certero temporizador cíclico del apetito al que el asfalto le sabe a poco
hazme millas te digo hazme kilómetros
desempolvemos tantas filias cómo en el cuerpo caben
descapótame la piel que aguantaré los choques
desguacémonos

quedemos en el chasis



lunes, 20 de mayo de 2013

Spoiler


Poemas hipógrifos son aquellos que han sido rechazados en la ITV del autor y a los que se les concede un plazo de tiempo indefinido para subsanarlos, de modo que quedan inmovilizados en el blog y pueden ser sancionados si se detectan fallos graves en su funcionamiento en los bares.

He dicho.

Pete dice que la mejor terapia para curar un corazón destrozado
es ir a pescar truchas a la luz de la luna

Diane, son las cuatro y quince de este martes 2 de Noviembre
y me pregunto si la consciencia podrá explicar, quizá este día,
porqué el perfume pretérito que emana cada uno de estos abetos,

anoche debí perder mi anillo,
tres asesinatos, Diane, los leo de un depósito a otro sin aburrirme,
de veras hay bosques sísmicos capaces de registrar la subida y la bajada de la savia,,

esta noche he vuelto a encontrarme tras las cortinas, Diane
y estoy convencido que son rojas porque sirven de atavío a los desnudos,
y sabe Diane, tengo un presentimiento,
pero el pelo encanecido de ese demonio, su baile inexplicable, Diane ¡cómo aturde mi sexto sentido!, ¡cómo degüella mi intuición!

hay una Venus dorada a la que a veces le faltan los brazos
pero yo sé que es una Lilith, Diane
como el silencio de una campana mutilada  le han extirpado el badajo hasta enmudecerla

Llegados a este punto no encuentro las cuerdas con que descifrar el mecanismo de este telón de gules,
y tras el expolio de las últimas fichas de mi escaque blanco,
me veo en el deber de afrontar el jaque

¡Y yo he visto ese fuego Diane,
el aceite quemado que mora en los ojos de Calígula tras la máscara de Laura Palmer!

Camina conmigo hacia la vorágine del miedo
pero no se preocupe Diane,
sólo rece para que haya tardas de cerezas tan ricas como éstas ahí fuera

y café,

ya sabe,
al despertar me gusta empezar las mañanas con una buena taza de café
más negro que una noche sin luna

***

 Queda inaugurado este desgüace a 2 de Noviembre LXVI , en el nombre de César Vallejo y col. 


sábado, 18 de mayo de 2013

rural


Te juro que lo intento,
por más que me muerdo las uñas mo consigo comerme los dedos
Vicente Drü

Yo tuve un trocadero de sueños dónde liaba mi sed con tu piel trigueña
un rosario aceitunero al que rezarle brava cuando el deseo naufragaba en brazos del invierno

cortaba tu sombra de espadaña a la medida de mi vientre
hacía viña mi cuerpo de majada intacta dónde vareaban furiosos locos de extrarradio

yo tuve a Lorca una noche en mi cama
y por ojos tenía dos águilas que devoraban la forma con que mirarme
que me hacían frágil antílope a su hambre
y me besaba con barro en las botas
y me volvía rastrojo a su embiste
y me gemía agotado sobre las encineras

yo tuve un campo de cráteres dónde sembrabas el viento en molinillos impares,
un palíndromo de retales que se labraba entre las enramadas
mientras fumábamos a las espera de otra Hiroshima celebrando la llegada del hacha
con la alegría de los locos sobre las cenizas que dejo el césped recién cortado

noches vírgenes de aceite enteras resbalando entre las tejas mi quebranto
mientras contemplaba la migración de altramuces de una gasolinera a otra
catorce veranos durante
tantas cosas que mis manos recuerdan sintonizadas en la radio local

el olor a mi pino infartado infectaba el corazón de mi padre a las puertas de esa navidad vodevil

yo tuve un rosal de tifones amarillos
y un hombre que era Lorca y dormía conmigo
y buscaba un nicho ronco y las respuestas sin curtir que prometían los romanceros del cante jondo
y me zurcía las venas con azada fina
y me subía tan alto que me mareaba

y no,
no lograba comerse los dedos
(le frenaban las uñas)



miércoles, 15 de mayo de 2013

Neo-senderismo


Un poema de Inma Page sobre el "campo moderno" que dice todo lo que me hubiese gustado decir, y por lo que me veo absuelta de cumplir con mi parte
 

Se desparraman Quads
las montañas van en bici,
el orujo en térmico envase
sándwich de diseño.

Ropas de pasarela “casual”
sticks plegables apoyan
los vigoréxicos cuerpos,
snobs con guías de viaje.

Geoexcursiones y telesenderos
capturados en el “whatsapp”.

Abandonados quedan
silbidos en barbecho

Capturan trinos de pájaro
para tonos de llamada.

jueves, 9 de mayo de 2013

LO TENGO TODO BAJO CONTROL




Para descorregir mi error destrozaría mi boca,
de aquellos dientes me arrancaría la porcelana y hasta la leche,
prendería el álbum radiográfico que diagnosticó con iatrogénica deslealtad mi equivocada Vocación,

con acariciar el percusor me bastaría.

Engulliría un piano tras otro hasta fundar en mi garganta la nueva Tin Pan Alley,
opositaría a Gato de Cheshire,
a cocodrilo en Nunca Jamás,
mi mano derecha se convertiría en un garfio con que destrozar mi boca,
hasta interrumpirme,

me desgarraría, como en La Isla,

con las verdades que a medias me cuento para poder dormir,
la munición blanco Bata de los barbitúricos a mano,
siempre a mano,
me rompería en fragmentos imposibles,
destrozaría mi boca a prueba de corajudos bruxopatas 

hasta arruinarme

Las vallas de mi silueta esconderían el crimen sin hacer preguntas,
con destino incierto, sin remitente,
en un lugar muy muy lejano recibiría mis restos un Agente Especial,

sería tan romántico,

habría superado la vida en dirección contraria,
me habría vuelto infantil y desobediente
calada hasta el sombrero de amnesia anterógrada a las meninges,
como la niebla ocuparía las mañanas,
anochecer sería el mejor acto de lucidez

mi calavera haría las veces de luna llena.

Al fin mi piel de harapos pujaría por bellas sombras,
le quitaría el bozal a ese mi instinto,
me buscaría otro vientre dónde el hedor a nostalgia no hiciera daño,

pondría otro nombre a mi rifle monosílabo,

empezaría de cero


viernes, 3 de mayo de 2013

imagismo


Jano Bifronte que encara al tiempo
llevas un Kalashnikov prendido a tu sombra
y el otro pie atrapado en a habitación roja,
sientes en moribundo blanco y negro,
solitario y sacro en labios de las turbas,

tú que viajas de bolsillo en bolsillo
aprendiz del amor demente,
gústame del atropello de tu almanaque de rosas,
prométeme a tu boca expatriada,
álzame sobre tus hombros de motor
que amamantan los centauros
lejos de la madrugada eclíptica,

rudo y desalmado,
grillete y llaga viva entre mis pieles,
te quiero de agallas ojos caimán,
te quiero cárnica-valquiria
sin subterfugios.

Mátame si equivocada
dispara ciente y catorce y treinta y dos veces
mi arcabuz desafinado,
si no siembro rutas nuevas sobre el original balasto,
si no rompen mis caderas en ragtime
si no hay olas ambulantes Honky Tonk
ni caravanas,

no me salves,
apalábrame,

montemos pues los ciervos de las tecno-diligencias
(las nuevas espuelas obedecen al instinto)
y libres ya nosotros del Destino Manifiesto
devolvamos alegres a la tierra a los románticos,

enterremoslos


miércoles, 24 de abril de 2013

Fe


Entonces un psiquiatra desconocido nos grita que están locos, 
que no saben lo que hacen, que son peligrosos
(Toño Benavides)

Salieron de los libros,
todos los muchachos que amé dejaron La Caverna,
cuando joven empezaba a descifrar
los crípticos que marcaron a mi generación
con una despiadada equis,

no recuerdo sus nombres,
pero aquellos muchachos, 
todos los muchachos que amé padecían de insomnio,
podría decirse que eran
una copia, de una copia, de una copia…

sufrían, recuerdo, la dolencia que había hecho mella 
en el Existencialismo,
todos esos muchachos, víctimas de la crisis postmoderna,
y me daba igual,
yo era una impostora que hacía el amor con todos,
primera regla:
             mientras me dejaran compartir sus lágrimas,
sus posesiones, las mismas que acababan poseyéndolos,
no eran sus trabajos, 
no eran lo que tenían en los bancos,
no eran sus pantalones de marca,

¡Qué muchachos aquellos!
yo los amé a todos entonces,
fisioculturistas, abogados, predicadores,
músicos, expertos Malogrados, si,
yo amaba sus encías inflamadas
la ira con que Jack les empujaba hacía la deconstrucción,
como se arrojaban al vacío,
como se anudaban la camisa de fuerza,
como se detenían incapaces de construir nada hermoso,
como tocaban fondo,

aquellos hermosos muchachos que se pensaron renacentistas,
que dejé de amar,
porque no se atrevían a incendiar el Amazonas,
ni a volar el crudo de las petrolíferas,
porque mantenían trabajos que detestaban
para poder pagar cosas que no necesitaban,

dejé de amar a esos muchachos
cuando conocí en los libros al hijo bastardo de Walt Whitman,

yo conocí sus meteoros incandescentes,
los papeles firmados por un psiquiatra que decían que estaba loco,
yo contemplé como prendía el cadáver de un dios orgulloso
para bautizarse nihilista,

¡cómo amé tanto a ese muchacho!
el de las sientes amoratadas,
el insurrecto de la sociedad líquida,
la venganza autosatisfecha de Jack,
la perfecta autodestrucción,

cómo amé sus palabras omnívoras,
cómo memoricé cada una de las ocho reglas,
yo le amé hasta reventar los neones de la prosodia,
le amé tanto que glorifiqué sus manos, 
le amé con epifanía pirotécnica,
le amé con un delirio múltiple de personalidad,

yo le amé tanto que hasta aprendí a golpearme,

que tanto amé a ese muchacho
que desde entonces,
todos los muchachos que he amado llevan grabado su nombre,

y lo saben,

porque lo sabe Tyler