jueves, 7 de marzo de 2013

Babilonia



Cuándo empezarán los versos a cambiar mi acento,
yo que ahora dibujo, sólo, pornografía
para no escribir así, poemas de desamor,
porqué es más fácil idealizar un guión aquí
en la dorada Hollywood,
que asumir el daño
que causan ciudades cómo ésta.

Prefiero abrir mi vientre en canal
y que sólo salgan monedas,
a mendigar en los portales de la vieja Europa,
jugármela con un Max Cadi
que sepa recitar de memoria
las erecciones más perversas de Sexus,
a seguir envejeciendo en esta periferia
de 23 años,
dónde la desesperación ha resultado ser
un club poco exclusivo.

Pero quién querría compartir su cama
con una experta faquir
que ha apostado su rubio
a la ruleta del tiempo…

Tómame, me digo
tengo un sabor dulce en tu boca,
y lo juro,
soy una buena chica,
aunque no milite en las filas de
la Sagrada Institución de la Familia.

Quisiera a dentelladas arrancarme
las hojas del calendario,
regresar a la tierra
y nombrarme América,
pero la memoria sigue siendo el juego más lucrativo,
y mis huellas no figuran
dónde ya otros han besado…

Me siento tan vieja para sortear los cepos
que yo misma he sembrado,
que sólo me aferro a la pluma de Dumbo
porque la gravedad es inversa a las grandes utopías,
porque la gravedad es el yeso de los pájaros de trueno
que cambiaron sus navajas por el filo del precipicio.

Y prefiero este cansancio de alas de libélula
a la huida perpetua de la rata del miedo,
que amenaza diligente
con bailar alrededor de la pira
mientras me falla el pulso,
mientras me voy quemando.

Son tantas las cicatrices de las que la gramola no habla
que necesitaría tres guerras
para poner nombre de mujer a estas heridas,
dos Valium para alicatar mi sueño
y aguja para descoser las letras con que el futuro….

Tengo un hambre de ciervos que no sacia la caza
de poemas-soldado,
una barra americana calzada de whisky caro
y el mejor carmín para amortiguar promesas
de todos los gángsters que no sepan manejar
hembras del calibre 38,

en medio del guión
apunta el revólver que marca el eje,
en torno al cuál el cosmos gira desafiando a la física
que no tiene cartas que diferencien
entre dormir desnuda o perfumada de Bourbon,
y debajo de la cama siempre un bate
(por si el Evangelio se pone feo)
y toca recordarle al mundo
que el credo es América,
y la libertad América.

Que la pasión, una loca,
una loca de párpados azules y balas alegres,
una especialista en romances sembrados de espinas
que ha cortado los frenos de todos los espejos
para que nada ni nadie puedan pararla,

cómo loca,
una loca dispuesta a matar al monstruo
con tal de pasar pantalla.