jueves, 10 de noviembre de 2011

Fantasía gringa

Imagina que el secreto de las días
es un baile de máscaras
intercambiables
que juegan al despiste
con disfraces
de siete colores
que se colorean al gusto
de las estaciones.

Imagina sus manos al volante
de tu cintura,
y cómo cada uno de los poros
se abren como girasoles
de la amerindia Kansas,
dónde atravesar la ciudad de los vientos
es posible en un poema
que destruye la certidumbre del tedio
cuando al hablar teje
los versos más bellos y sinceros
que conozco,
para entonces
surcar del Este al Sur las Grandes Llanuras
por la cuenca del Arkansas
sin más intención
que desgastar amaneceres nuevos,
ni más maleta que tus labios
de todoterreno vintage.

De esta tierra fértil
desembocar en las Altas Cumbres.
Con canciones de segunda mano
prohibir la entrada
a la mediocridad y la tristeza.
Cómo autoestopistas viajar
a dedo hasta Oklahoma,
y con el sombrero de fieltro
destemplar las cuerdas del ukelele
a base de roncito
y bien.
Amortiguar la tormenta de raíles
con las balizas del corazón
y el silenciador desactivado.
Entre rastrojos arder,
de las costillas prenderse un arpón,
como cheroqui jurar:
que sin ti yo morir,
que por ti yo matar,

Enloquecer de feliz
en la 35 interestatal,
reventar la cunetas de la memoria
y dejar huella de nuestra silueta
en las lunas del viejo Oeste,
como aves rapaces
devorándose el instinto.

Mientras la noche
se incendia,
amarse en defensa propia,
aún con el cazador
apuntándonos las alas
a través del visor
del que busca el amor desde el infierno.

Ramilletes de altramuces en Texas
empapados del polvo del desierto,
deambular por los tejados
con las botas a la medida del vértigo,
prometiéndole al sol criollo
la historia más bonita
del condado.
Montar los caballos sureños
por los oníricos campos de algodón
y coleccionar todos sus relinches
para alimentar la memoria
de crines.
Sentir la emoción
de escapar contigo
al fin del mundo
una y otra vez,

Imagina que noches
de poesía y jazz,
y al mundo y mi madre
volviéndose locos buscándonos,
y tú y yo en Colorado
desafiando desfiladeros imposibles
con la mirada puesta
en el ombligo,
burlando a la generación
del desencanto
como románticos salvajes
dispuestos a descentrar los polos.
tallando a navaja el camino de fuego,
en un incendio de escorpiones
y lluvia de cascabeles.
Dónde la banda sonora del desierto
seas tú y una armónica de hojalata,
nada más,
perdidos y jodidamente a gusto,
coqueteando con el peligro
del Estado de Nuevo México,
repostando saliva y sudor
en cada estación de servicio
a precio de gasolina.

Imagínate gringo y poeta,
renunciando a los herederos
de tanta nada,
y con los bolsillos repletos de tiempo
donde Ser
signifique no ser mas que no mismo,
y pueda hacerte
… poesías,
todo el día,
y toda la noche,
con la certeza de saberte
la bala que acabó con el miedo
del monstruo del destino.

Abrirse en todas las curvas
de la madre de todas las carreteras
con la que comparo
la Vida,
y con lo que quiero decirte
que no entiendo
el futuro ni el presente sin tí,
lo que me hace pensar
que si pudiera
invertiría en la maquina del tiempo
para volver a buscarte,
dónde a falta de amor
hubo no más que güisqui,
libros y música tirada en el sofá,

Imagínate entonces,
cuando Los Ángeles
buscaban su infierno
sobre dos ruedas,
dónde
ni una sóla voz
si no es la tuya
me sostiene,
donde tumbarse en los campos de amapolas,
sea vivir.

Imagina que nos queda
crecer con todo el horizonte
por delante,
ofreciendo
lirismo y kitsch
a un mundo devastado
de prosa
en medio de la nada,
que se resigna al silencio
como si nunca se hubiera
celebrado su combate.

Todo esto
que empieza,
imagina,
desde Madriz,
con Charlie Parker improvisando,
desquiciando de pasión
los corazones
del mundo,
la ventana abierta
y la estufa apagada

Y yo estoy
“más caliente que el asfalto de Georgia”

1 comentario:

  1. Pero qué envidia, dios mío

    quién tuviera un descapotable rojo.

    Besitos a los dos :) y mucha mucha pasión.

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gules