sábado, 26 de noviembre de 2011

conejo blanco

Maniatado el conejo blanco,

ocho horas al día,

cuarenta a la semana

a la patita de una mesa sueca,



maratoniano y ansioso el conejo blanco

siempre a punto de partir

y con ese miedo

tan suyo

al tempus fugit,



loco no,

reloco el conejo blanco,

que no le llegan,

¡ay! Que al minutero le faltan horas,

que a la cama espacio,



inocente y pequeño el conejo blanco,

con ese reloj tan grande

del que penden cuartos muertos,

que se queda sin cuerda

cinco días a la semana,



pobrecito conejo blanco

asustado y enfrentado

cada semana a la horca,

que le atrapa tantas horas

en la cepa de un mundo hostil,



y yo que siempre le tardo

en desactivar la trampa,

diplomática tortuga,

con la casa siempre a cuestas,

tonta! tonta! más que tonta!



y lloro,

por si no llega,

por si el conejo se estanca,

por si se pierde y no salta,

por que envejezca, se rompa,

por que me olvide entre tantas

encuentre al genio del tiempo

y le descuelgue del tedio

vuelva la Alicia

del cuento

y le traiga noches blancas



por mi culpa

por mi culpa

por mi grandísima culpa

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gules