lunes, 28 de noviembre de 2011

Las goteras

No ha bastado con mudarse de piel
para acabar con las goteras,
las soporto cada vez
que las tormentas se cuelan
por los sumideros
de mi mala memoria.

No ha servido de mucho
amortajar la inconsciencia.,
las oigo
escupir su lamento de viejas heridas
como insomne conjuro.

Y hace tiempo
que tapizan de rendijas
mis temores,
apelando a ese romanticismo siniestro
que se cierne sobre el negro
de la industria del tabú.

Esas goteras que huelen
a perfume y gasolina,
que se confunden tramposas
con la tregua del pasado cobarde,
una milicia de trinchera
abriendo fuego
contra las tinieblas
de mis charcos de errores.

Como
C
          U
                 e
                     r
                v
        O
S

C
   A
     Y
   E
N
  D
O
sobre la osamenta de mi adolescencia:
ese reloj de arena
al que nadie dio la vuelta.

1 comentario:

  1. Gracias por haber añadido un enlace de mi bitácora en tu blog. Aprovecho para enviarte un saludo y decirte que coloqué un vínculo en mi blogroll, en la sección 'dípteros'. Recibe un cordial saludo.

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gules