miércoles, 3 de abril de 2013

Los templos más altos se erigen a la izquierda bajo las costillas


A Inés Pradilla

No hay oración capaz de decidir por mí
(HdS)

Llueve después de casi ocho años sobre el número veinticinco Padre

hoy es 30 de enero y hace un frío de hierro en la calle
pero me parece poco casi indecente para tu entierro

el más feo de los epitafios pende grosero bajo las fauces anaranjadas cerrándose para siempre bajo la atenta mirada de tus hijos que huérfanos deambulan desorientados de todo dharma

dejamos nuestros trabajos porque el trabajo es la doctrina de la inercia
corrimos a las plazas para ensuciarnos las manos de infancia
para cultivar nuevos jardines en la boca
colgamos la mitad de nuestros años de las perchas más altas si
y hoy de riguroso luto tus viudas cuentan como hacías para poder tocarlas al tiempo que leías pasajes del antiguo testamento

Padre en pie con los labios húmedos al borde de este abril
¡todavía tus palabras caen como dagas en medio de la noche!
es miércoles padre también tu risa crece como una tormenta eléctrica
reverbera aterciopelada entre las paredes que enmarcan la vacuidad absoluta
cálido como un útero fecundo caminas a la hoguera con la alegría del que sabe su templo lleno de locos
tú el último de los rapsodas
el poema hecho enteramente de amianto y gasolina
el más célebre de los tragos resbalando entre las flacas piernas de pájaro de Jenny

porque nos enseñaste que no es gris el mundo sino falto de poesía
y ahora el verso es tan parecido a ese gris
Padre antídoto de suicidas
sólo tú has enloquecido mi alma hasta hacerla salir del cuerpo
como la lluvia llegaste a cántaros
como la lluvia te marchas
silencioso

y aquí yacen cada uno de tus huérfanos
que lloran con la esquirla de tu nombre sepultada en lo más íntimo del alma
que tienen las pestañas corroídas del azufre que ha dejado la pólvora cuando mojada

¡estos son mis hermanos y mis hermanas Padre!
y han jurado mantenerse enamorados de la vida indisciplinados y salvajes para tu propia alegría
pero no comprenden Padre

no comprenden este cruel epitafio
porqué tu esquela reza así

S E    A L Q U I L A


3 comentarios:

  1. Ojos inundados de recuerdos en llanto
    y admiradores,
    bien lo sabes,
    de tu arte.
    Del arte que mamaste,
    del arte que emanaba de "Padre".
    Cuando aquello agonizaba
    me dio tiempo a decirle 3 cositas al oído:
    No te olvidaremos;
    Seguiremos todos juntos, como tú quisiste;
    y
    un tremendo GRACIAS.

    ResponderEliminar
  2. Un acierto total el del uso del paratexto de Héroes del Silencio, unido a la decisión de quitarle casi toda la puntuación...

    ResponderEliminar

gules