lunes, 21 de junio de 2010

Tú ya no sabes nada de mí,
tú ya no puedes mirarme
y después decirme
si eres feliz y cuanto,
tú eres sólo la sombra
de un pasado lejano,
los retales de una historia
sin final ni gloria
tejida con las prisas
del otoño marchitado,
la sutura que está
siempre a punto de cerrarse,
tú ya no eres él de antes,
dices,
yo no soy la de entonces,
piensas,
todo sabe diferente:
se nos paró el amor,
lo tenemos aceptado,
ni tu sufres,
ni yo siento celos
de todo cuanto te rodea.

Cuando tú eres sincero
te asustas,
no admites tus miedos,
ensalzas tus logros,
elevas tu ego a la enésima potencia
y te calmas,
yo ya no respaldo
el espejo en que te miras,
ni me asombro
como una quinceañera,
ni mucho menos
lo hecho de menos.

He dejado de creer en ti
porque aunque tienes buen fondo,
eres egoísta,
aún así, a veces te salvo
por muchas otras razones,
supongo que la primera
es el peso del tiempo
y la última yo tampoco
sabría definirla.
y también eres humilde,
y te dan miedo
mis autoafirmaciones,
ves el peligro
en la crudeza de mis ojos
y desconfías o te ríes
porque enseño mis cartas
sin aditivos ni mercromina.

Prefieres olvidarme
antes que aceptar
que yo ya no suspiro
por tus entrañas,
y disparas a ciegas
balas de juguete
que recibo primero
como inmadurez,
luego como una llamada de auxilio indirecta,
y entonces pienso
que sólo eres un niño
jugando a la guerra
con globos de agua.

Te abrigas con evasivas
y falso control
repitiéndome
que ahora que no te veo
estás muchísimo más bueno
que cuando nos conocimos,
que hay lista de espera en tu cama,
entonces me sonrío
con algo de pena,
y me alegro de no haber sentido
el tacto de tus sábanas,
que siempre imaginé
de raso y lluvia fina,
paso la canción que
te recordaba tanto a “mí”
y aunque me costó aceptar,
dedicas a todas tus amantes,
ya ves, lo que era sagrado
ahora es otra mentira y apesta.

Tú te quejas a la diosa Fortuna
porque la Buena Suerte
nunca está de tu parte
en esta batalla de corazones,
y otra vez
no me tienes en cuenta,
porque para ti
sólo fui un affaire de segunda,
pero te quejas,
muestras mas despecho
del que aparentas,
pero ingenuo
las huellas que deja el amor
en la cara se ven,
y desde que te conozco
sangran…

Tú te defraudas
y juzgas en nosotras
el reflejo de tus propios
éxitos y fracasos,
te eriges víctima
de la medicina que has elegido
para ahogarte después
en cubos de autocompasión,
pintas crímenes azules
por todo el suelo de tu cuarto
que precintas con la palabra olvido,
y deduzco que estas alturas
mi silueta no es más que eso,
insisto,
me alegro de veras,
porque por supuesto
tú no vas a darte por aludido,
ahora,
que ya no eres poeta,
lo último que me queda firmar
es que nunca fui tu musa.

El próximo verano .::Marwan & Ismael Serrano::.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gules