viernes, 18 de junio de 2010

zombie

No entiendo los soliloquios de sudor y neoplatonismo que aspiran a la épica futurista,
ni esa necesidad enfermiza de hacer del sexo amor, cuando habláis de flujos espirituales y oasis a medio metro del suelo.
No acepto burdas comparaciones de sentimientos sinceros con vulgares calentones y humedades de cremallera y papel mojado.
A veces me irritan las metáforas de mujer hecha de algodón cuando no vienen de Vega,
pero aún me hacen peor las mentiras maquilladas con caricias de cartón
y las alforjas de promesas baratas revestidas de lágrimas de cocodrilo.
Ya ves, me puede la boca y me vuelvo y una hija de puta que prefiere perder la elegancia
antes que reventar el teclado de mierda y con el todas esas burbujas de plástico que os venden como cristal de bohemia.
Por eso me dan arcadas todos esos retales de conjunciones que aspiran a clímax y a grandilocuencia,
y me doy las gracias por haberme tenido amor propio y haber dejado de creer en los trileros el día que aposte diez y me quede a cero.
Si, yo también me equivoqué y me empapé pero bien … menos mal que aún amanece gratis.
Pero eso no me deja obviar que el cóctel de piel y mentiras te acaba dejando los huesos helados, la deuda en el pecho y la rabia en los puños.
Todo ese tiempo de cielos con techo se queda teñido de un vacío de humo y hiedra muerta,
y tú te haces un poco más vieja y un poco más sabia, a veces merece la pena.
De cualquier manera me entristece la agonía del calendario de rubios, morenos y demás ranas que llevo besadas,
un día de estos me paso a chupar sapos que al menos son alucinógenos.
A veces visito esos camposantos de horas perdidas y me echo a reír recordando sus buenas intenciones,
otras escupo sobre sus mortajas y firmo contratos contra mi memoria,
las más lloro en silencio de rabia o de verdadera nostalgia.
Me acuerdo de toda esa artillería de versos que les he dedicado y releo la cadencia de latidos que me empujaba a derramar sangre y tinta sobre el papel que hoy huele a metralla y a libros cerrados.
Repaso la cantidad de playas que he anhelado, los abrazos que nos hemos dado, hecho las cuentas de lo que invertí, hago inventario de lo que he perdido, y encuentro puñados de canciones que me recuerdan a cada uno de ellos,
les cojo manía a esos grupos,
idealizado a otros muchos,
me siento heavyata a su lado,
más punk al otro
y rockera siempre.
Encuentro una paleta de sueños dormidos al lado de un lienzo tatuado en colores que boquean, blancos como ausencias y negro feroz mordido de rojo fuego,
según el día le perfumo con Channel nº 5 o bidones de gasolina.
...borro así sus cicatrices,
a veces pienso en sus caras cuando me acaricio, y normalmente lo dejo porque me deja más fría que la erótica del poder.
Y llamo a algún conocido reciente que no conozca mis apellidos
ni que escribo estas líneas
ni que comparta mis aficiones,
eso si, lo que no tolero es que no sepa follar,
es lo único fundamental en esta contrata de sensaciones vascularizadas.
Así que obvio los besos largos, que no estoy para taquicardias emocionales
y me dejo llevar por el placer del anonimato de corazones XXX y el anestésico de orgasmo nitroso inflamable y explosivo.
Me suelo enternecer más de lo que me gustaría,
peleo hasta dejarme los brazos molidos y las piernas cosidas a patadas en un duelo entre lo que quiero versus lo que anhelo.
Por eso hoy puedo exponer razones y mañana listas de contraindicaciones que justifiquen la tregua de mis demonios.
Pero no tolero el puñado de dardos envenenados que se pueden llegar a lanzar con la cerbatana del maldito amor,
ni la prosa de alcantarilla a lo Perdona si te llamo Amor, lo siento Moccia pero yo no pienso pedirte Perdón por Odiarte con satánica devoción.
Desprecio la milicia del cobarde que juega al amor desde la trinchera del miedo y la mentira, en esta guerras señores, solo ganan los valientes.
Y prefiero mis manos de amante discreta, antes que un manojo de sístoles y diástoles monitorizadas.
Vosotros,
perdidos en la noche eterna de los muertos vivientes,
mordéis pero no saboreáis,
vivís pero estáis podridos,
en resumen: mentís, pero no amáis.
What´s in your head,
in you head,
zombie, zombie, zombie?
Hey, hey, hey, hey, oh, oh, oh,
Oh, oh, oh, oh, hey, oh, ya, ya-a...

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