martes, 18 de septiembre de 2012

y barrer el querer con los pelos de un pincel


 Quieto parao' no te arrimes, ya son demasiados abriles,
para tu amanecer desbocao' mejor que me olvides
(Corazón de mimbre, Marea)

Abril arrasó insolente los campos dónde las semillas que escogí con mimo esa primavera,
llegó huracanado con hoz en ristre contra mis brotes,
me tiró del pelo y dolorido se marchó dando un portazo tras de sí,ndo un portazo tras de smarch
que hizo temblar las paredes, desde dónde se desprendieron con  el impacto, los primeros pétalos agrietados de la rosa eterna, presagio que anunció cambios:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!!!


Abril me arrancó las lágrimas de cuajo, me apuntó en la sien, y muy tranquilo, me preguntó altanero:

-          - ¿Él o yo? –  al tiempo que comprobó que el silenciador estaba bien activado.

Concretó el duelo a oscuras y además pidió el beneficio de las máscaras para preservar así su intimidad, lástima que a mí las gomas me dejaron marcas.

Me brindó un tiempo, cómo sólo saben hacer los sádicos amantes, un tiempo de recapitulación y de meditación, igual que un estudiado paso atrás,
tiempo lleno de sospechas y dudas que llevé a peor, que alargó exponencialmente los pies de abril.

Por entonces, el insomnio se acurrucó en forma de profundas ojeras indisimulables, tras los posos del café, cómo dos pozos de negrura acordonando el perímetro de la tristeza, que después tornó de resignación mi rostro de escarabajo, que cubrió mi alma, pálida cómo un cigarro, de sombras.

Dejó los bosques encapotados, imposibilitados ese abril.

Me sustituyó por un estío más cruel que cualquiera, ocupado y agobiado, cómo sin quererlo nos fuimos dando largas para a-cortar distancias, sin darnos cuenta nos relevó un desenlace más vulgar que desconocido, tan propio de ese mes.

Y al final, se fue, y para rematarme, me tiró dos besos cómo dos machetes, cómo dos cazas asesinos,  sin esperarlo, el mismo día en que sobrecogidos, recordábamos desde este lado, el símbolo de un Occidente devenido a escombros, conspiración, hinchado de tanta muerte.

Y al igual que entonces una mano negra, fue tirando suavemente del manto de las confusiones,
cubriéndolo todo, precisamente, de “eso que llaman olvido”




2 comentarios:

  1. Jó tía, se me saltan las lágrimas..!!
    Eso es un análisis de situación y no cualquier cosa.
    Me encanta leerte en prosa, verso suelto!

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  2. Preciosa perdona pero apenas tengo tiempo de escribir por facebook. No te preocupes que ya tendremos tiempo de vernos y compartir, y claro que te guardo un libro, aunque aviso que este fin de semana hay dos eventos en los que participo y van a estar de maravilla, por si os apuntáis.

    Un besito grande¡¡

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gules