martes, 17 de enero de 2012

31°46′12″N - 106°30′18″O



Perdita había soñado con el jaguar. Éste se alzaba por encima de ella,
a horcajadas sobre su cerpo. Luego, la sujetaba contra el suelo,
mientras la bañaba la cara con su saliva, antes de meterse lenta, cuidadosamente su cabeza
en las enormes fauces y arrancársela de un solo mordisco. Este sueño no la asustaba.
Le proporcionaba una sensanción cálida. La boca del animal, imaginaba, estaría caliente y
húmeda, y sus enormes dientes, que brillaban como espadas bruñidas, le desgarrarían la piel
y le triturarían los huesos con limpieza, sin dolor. Y luego, la devoraría, cuando se la hubiera tragado
entera, ella se despertaría.
( Perdita Durango, Barry Gifford)

Sigiloso cazador,
no seré yo una mujer coraza,
superdepredador amazónico,
sueño todas las noches
con sus colmillos
y esa sed suya,
porque tan suya,
de felino amamantado.
Su linaje pleistocénico
me avasalla en la emboscada
del desértico crepúsculo
los pómulos de ladina.
Sus ojos negro glacial
de mundo sin estaciones,
caleidoscópicos proyectándose
hacia mi cuello de acantilado en gres…
Suplico me trepe, profane
provoque, pervierta,
carnívoro y solitario
liquide mis huesos,
pulveríceme absoluta,
y en ritual ofrenda
sólo quede el instinto.

Subiendo tú a dentelladas
la fiebre de, mi ahora
desértico desnudo,
yo no seré una mujer de arena
ni carne para los gules,
es costumbre
la mía
de ofender a los dioses
y apostármelo todo a tu
voluntad selvática.
Yo no saciaré las oxidadas oquedades
de la mediocre humanidad,
yo no cumpliré las perspectivas de derrota
que para mí desean
los malos amantes,
no cargaré sus alas rotas,
seré una mujer mortal
mas no un cementerio de aviones.

No me pesa el miedo,
no ante mi mestizo de pasión violenta
mi explosivo macho indómito
dónde abrasan a la sombra de su sombra
los cincuenta grados,
y su boca insinuándose
violenta, peligrosa,
a mis ganas
de lamer la Browning 45
tachonada de plata y nácar,
del gatillo al cañón
del cañón al gatillo,
que lleva sujeta al muslo derecho:
para amar con las entrañas
solo hay que hacerlo a bocajarro.

Armado
de rostro de jaguar,
comercia con la maquila
de la belleza salvaje.
Al volante del viejo Cheeroke
las carreteras secundarias
del desierto se desdoblan,
una manta de piel de tigre
repleta de ondulaciones.
Pienso que yo no seré una mujer cuneta,
yo seré una mujer de asfalto
para alejarme de la condicional
de este puto mediocre Occidente,
donde el olor a presidio infecta
los amores sin pavimento.

La violencia es eso:
aterrados corazones ateridos de frío
por la rabia del silencio y
la parálisis del olvido.
¡Cobardes!
Si os compadezco no es más que
a este estercolero de mundos
perdidos, encontrados, perdidos…
dónde olvidar es más fácil
que recordar la ternura.

Culpable quizás,
pero yo no seré como vosotros, una mujer cobarde,
esperaré ansiosa
que a mordiscos
instaure la colonia salvaje
de amerindio jaguar,
me posea pandémico,
sin aranceles.
Y mis venas como cobras negras
eléctricas se enmarañen a su espalda
de colores caimán,
dónde impere natural
el impulso,
porque yo no seré una mujer confederada.

De nosotros la sangre fluya
petróleo bruto
de un pozo abierto,
insolente y pagano
que haga rugir al mundo.

Firmo aquí,
que yo no seré una mujer reliquia,
que no quiero más nacionalidad
que tu válvula mitral
y la romántica y agreste
contradicción
de que el secuestro del destino
sea mi mejor intención
para contigo,
dónde la única frontera
que cruzar sea
la cremallera entre tu vientre
y mis caderas,
y la tasa de delitos
de toda Juárez
pueda medirse
en mis labios de sacerdotisa pitón,
que no significa eso
que quiera ser yo una mujer venenosa.

Porque aunque el pasado pueda oler a presidio
aunque aquí siga soñando en escapar contigo
más allá de dos estados y medio,
aunque sea verdad que todo el mundo tiene un ayer,
aunque a todo el mundo le espere un mañana.
aunque digan los demás, que “de papel”, “que de cartón”
“primeros meses”, “que del montón”,
“obsesionados”, “tóxicos” “terriblemente degenerados”
aunque se empeñen en desmontar nuestra coartada,

no seré yo mujer de ningún futuro
fuera de tus coordenadas.

1 comentario:

  1. "La violencia es eso:
    aterrados corazones ateridos de frío
    por la rabia del silencio y
    la parálisis del olvido.
    ¡Cobardes!
    Si os compadezco no es más que
    a este estercolero de mundos
    perdidos, encontrados, perdidos…
    dónde olvidar es más fácil
    que recordar la ternura".

    Qué sabiduría...

    Un besito grande, Perdita

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gules