sábado, 28 de enero de 2012

Hasta siempre ¡CABROOONES!

Cuando me creí abandonada
y sin remedio, inmutable,
acudí a buscarte.
La felicidad que me propusiste
era un coleccionable
que fui recolectando
por fascículos durante años
como buenamente pude.

Acumulé 10 discos firmados,
1 baqueta, 2 púas
y un puñado de conciertos.
Siempre fueron pocos los retales
con que remendar las carencias
de mi búsqueda de identidad.

Guardo un montón de fotografías
dónde no me reconozco,
rodeada de extraños conocidos
con que insistí en hacerme un paracaídas
de folk-metal
que amortiguara los golpes
en los álbumes de los quince.

Y aunque la perenne insatisfacción
era evidente,
me resistí a otras compañías
dónde hasta el ADN
podía intercambiarse.

Crecí a la desesperada
con tus canciones que aceleraban
la llegada del próximo concierto.
Me creí la injustamente desconocida del siglo,
víctima de una modernidad,
que rechazaba por frívola.

Me han hecho falta
dos adolescencias más que al resto para entender
que el vacío no puede llenarse de oscuras soledades,
que si juegas con la derrota
sólo se te acercan derrotados,

Y ahora que te despides
viejo Mägo,
gracias por el refugio
que me brindaste esos años
en tu Ciudad Esmeralda,
gracias por enseñarme
a ser fuerte y sensible
en esas noches de frío
dónde templaste mi garganta
con tu eterna Fiesta Pagana.
***
We must be over the rainbow

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gules