jueves, 26 de abril de 2012

Born to be wild



Aceleras tu drama por las curvas de la gran pantalla,
cómo se pasean los relámpagos que anuncian truenos.

Desquicias al pasado con ácido y Rhythm & Blues
te prendes del sombrero un calendario de catástrofes futuras
y una hermosa muñeca con nombre de Bourbon
que promete vaciarse contigo y acabar con todos tus gules.

Para hablar de ti siguen diciendo, el niño malo de Hollywood,
y en los guiones se apostaban tu cabellera de salvaje
a un final de serie B.

Me gusta imaginarte bien sujeto a las crines de un purasangre de dos ruedas,
domando al hambre con inyecciones de gasolina,
y siempre, siempre camino del divertido Mardi Gras.

Me gustas por qué te izas libertad cuando le tiras el reloj al primer plano,
y conviertes a las mismas víctimas del esclavismo patriota
en la generación de los románticos hippies.

Te has caído del Vietnam hecho viento
y aunque te traes el himno del LSD Y en tus ojos brilla el éxtasis que hace al pacifismo peligroso,
me gustas,
bendita gloria hipster devenido a gurú maldito en los mitos de la celulosa,
sueño americano con promesa de horizontes
dónde sólo florecen los cables de alta tensión.

Me gustas tanto
que cada día me entristece más
pensar que te dabas cuenta,

que la línea discontinua se borraba de tu lado de la carretera,
y aún así,
trágico cadáver,
te lanzaste sin frenos sabiendo que para ti
no habría camino de vuelta,

glorioso Easy Rider,
siempre tú,
Dennis Hopper.

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