lunes, 25 de mayo de 2009

liberamé


Miles de gotas empañan la ventana que me separa de todo,
busco mi reflejo en el espejo de lluvia
y las lágrimas se mezclan con la sangre
que salpica los cristales desde afuera,
perfilan un sendero
que como el paso del tiempo
inexorablemente se aproxima a su fin,
mientras,
me arrulla en una nana
de dulces tormentas
y réquiem por un vagabundo,

me dejaba llevar
por el perfume que deja la lluvia
sobre la tierra,
intenté coleccionarlo ... pero no pude,
entonces los madroños se tornaron palmeras
y comenzaron a agitarse salvaje
pero armónicamente
en ancestral rito que procede
al temporal,
aferrada a la furia del espectáculo natural
sola
en medio de aquel grotesco escenario
experimenté la transformación
de mi coqueta ciudad
desde la humildad que caracteriza
los ropajes del naufrago,
vestida únicamente de silencios,
velada por los suspiros de las brisas
que cautivaron a tantos

la inmensidad azul cubría
toda anotación temporal,
el horizonte se perdía en
todos los puntos cardinales,
el viento,
que se me antojaba de poniente,
me golpeaba las mejillas
intentando liberarme
de la piel que encarcela a lo material,
... y anhelaba sentirlo,
vaciar en su regazo
mi propia servidumbre de recuerdos,
ser,
sentir
sin miedos

besar con la lengua
el génesis de la vida,
humedecerme los ojos
del mar del deseo
y notar ese cosquilleo
en el aura
salpicada de arena y espuma,
ser luz en la oscuridad,
carta ancestral en las entrañas del mar,
sin barreras de espino,
ni cercos de pólvora,
libre
sin anclas
sin cadenas,
desinventando palabras
como fronteras

el temblor en los párpados
me incita a subir más alto,
desde aquí,
el manto de rocas oculta mis pies
y ensombrece las piezas de sonrisa rota
que aguarda empolvada
la resolución del duelo,
y me acuerdo
de otros rostros
que se fueron diluyendo
por las páginas en blanco
de mi vida,
y el rubor que me cosieron
a las mejillas
se difumina para ser coral,
y siento que Poseidón
me peina el pelo
con su tridente
de desordenadas caricias
y sé que quiero hacerlo...

ahora,
que el ocre y el púrpura
se mezclan en melodías
de guerras inmemorables
y puestas de sol,
ahora,
que se augura la peligrosa
retirada de la nostalgia,
ahora,
cuando marinos y sirenas
fuerzan concretar la despedida,
recogen sus redes,
apagan sus voces,
ahora que románticos piratas
izan su bandera
y descorchan las botellas,
ahora...
alegre de veras, casi triste
se desatan las campanas
para mí,
ahora,
que casi rozo la utopía,
que la vida se resume
a los abrazos dados,
que no escuecen
cicatrices que impidan olvidarlo todo
...
salto
para fundirme contigo

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