lunes, 9 de febrero de 2009

Ampuntando el amor

Ni tú ni yo somos lo suficientemente valientes para decir la última palabra,
no queremos que sea mañana, no buscamos el final del día,
las despedidas se nos indigestan y optamos por un “continuará...”
a veces nos inventamos Apocalipsis y otras preferimos el suicidio,
entonces nos escribimos adioses en todos los espejos,
nos dibujamos lágrimas en los blogs...

sentimos como expiró Lennon antes de ser asesinado,
no sabemos ni donde escondernos y apagamos las constelaciones del solsticio de verano,
las tiramos piedras y fundimos cualquier estrella que pueda alumbrarnos,
entonces ni tú ni yo podemos mirarnos y nos sentimos perdidos, solos, sucios...
nos damos tanto asco que intentamos arrancarnos la piel y los kilómetros,
nos damos asco y nos escupiríamos si pudiéramos mirarnos,

pensamos que nacimos libres y nos enjaularon sin cadenas
hasta odiamos el rock and roll cuando se oía entre otras camas
... ni tú ni yo dejamos de hacerlo aunque después volvíamos a ser basura,
experimentamos (por aprender) con los ojos vendados
hicimos un hueco en el congelador y dejamos allí estos dos corazones,
en fin, salir sin ellos no mejoro nada

probamos a quitarnos los ojos y los guardamos en cestitas de mimbre,
los olvidamos en la Gran Vía cerca de una alcantarilla humeante y gris,
si,
ni a ti ni a mi nos importó que las ratas se los comieran,
quizás viajaron lejos lejos, muy lejos de aquí,
entonces el mundo se vistió de luto... para siempre

calzábamos sandalias y all star,
supongo que se aprendieron nuestros caminos, contaron nuestros pasos
y se emborrachaban con litronas en los mismos parques, en los mismos bares...
los pies borrachos no entienden del frío ni del dolor
así que los cristales de cerveza sirvieron de guillotina y nunca más volvimos a bailar,
no buscamos nuestros zapatos,
ni tú ni yo derramamos lágrimas, no sabíamos como

los brazos siempre estaban provistos de abrazos,
ya sabes, levantar monumentos al amor con las manos y trabajos de jardinería
cantar con las manos, gritar con las manos, hacer magia con las manos,
en fin, que las manos tejían sueños y modelaban sonrisas
así que las esposamos en la espalda y quemamos en una hoguera lápices, máquinas de escribir, papeles y ruecas
la marea lo arrastró todo y ni tú ni yo hicimos nada para impedirlo

no podíamos escucharnos pero en mi cuidad suena el mismo jazz de siempre,
el jazz de los condenados, de los sin techo, el jazz de los náufragos y de las sirenas,
y es imposible pararlo, y ya no tenemos manos, ni pies...
nos costó... pero decidimos que el ácido de instrumentos futuristas nos dejase sordos
y así ni tú ni yo volvimos a escuchar saxofones... ni voces negras

nos quedaba la voz, ni tú ni yo podíamos oírnos, pero podíamos decirnos,
y nos escucharon antes de quedarnos mudos,
“Clavarnos en el pecho 3 palabras:
1- libertad
2- tequiero
3- paz”

Conclusión: Amputado el amor seguiría enamorada

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