lunes, 12 de septiembre de 2011

a Antonio Vega

Te llevabas muriendo veinte años,
y eras tan joven
cuando adulteraste el pop casposo,
con esa sonrisa acústica y tímida tuya
que susurraba las notas de su historia
a toda una generación

el joven fruto de la relatividad,
que se hacía icónico
mientras la vida se le derramaba
por las calles de Madriz,
él, muchacho indómito
que hizo de las aceras su guarida,
buscando cobijo
a la intemperie de la noche
viciada de trampas y muerte
en los baños de los bares,
dosificando la felicidad en gramos,
que hicieron del viaje al infierno
una metáfora de paraísos artificiales,

y tú tan joven,
pagando con la vida el idealismo
de esos locos ochenta
que te sobrevivieron,
con la deuda permanente
del que vive colgao’
de las agujas infectas de toda esa puta mierda,
que marcó en tu rostro
el mito:
los abismales ángulos
de yonki guapo
que te consumían,

eras tan joven,
tú, con la fragilidad del mundo, este,
a cuestas
y sin recursos pa’ manejar la vida sin destruirla,

rebobinando la película del desenfreno
cada mañana
en tu jodido western
dónde el caballo monta al jinete
en un rodeo de locura
que se consume voraz
entre los últimos parpadeos
de las luces de neón,
que se apagaban,
dejando abiertas las salidas de incendios
por si tocaba correr.

Tú,
gigante,
desengañado de tanto rentabilizar la nostalgia,
que casi podías ordenarla.
Doblegado a esos fantasmas terribles de plata
que te persiguieron hasta el final
como los monstruos de las pesadillas,

blanco de exceso sin treguas,
de picos sin valles
dónde sólo importaba el ahora,
Antonio y Vega,
planetas en órbitas opuestas
indispuestos a entenderse,

el cantante intimista,
el joven visionario
tú, que conociste Orión
y te quedaste en esta Malasaña
de barras de colores
y escaparates de alquitrán y mentiras,

tú, huyendo de la cotidianeidad
dentro de esa espiral maldita
dónde todas las armas son de doble filo,

tan joven,
que llevas muriéndote veinte años
y estás más vivo que nunca.

2 comentarios:

gules