lunes, 22 de abril de 2013

Promesa




Te llevas mi corazón en tregua,
la sal que empaña mi pulmón blindado con tuberculosis,
la solitaria historia de mis caricias,

te llevas el mercurio insuficiente,
el pronombre ausencia,
mi furiosa adicción a la tristeza,
mi insaciable adolescencia
dices, piensas,

te llevas mi munición de llaves,
mi estrategia de candados beatnick,
la rueda de repuesto
que ocupa todos mis paréntesis,

sin saberlo explotas la mina del vértigo,
rellenas de sed mis alforjas,
me traes racimos de perlas
y amor en latas de lentejas.

Me repueblas,

de todo lo demás, descreo.

Te llevas mi insomnio prescrito,
lo cambias por la receta futuro incombustible
500 mg vía oral,

manejas mi piel de cerilla
con diligencia pirómana,
quemas mis monstruos
con cal viva,
me enseñas el lenguaje
de las señales de humo,

te llevas las sábanas glaciares,
sacudes mi sueño de pesadillas,
me consientes peleas en público
con sus reconciliaciones violentas,

también me has traído una hija
con nombre de road movie
que ya se parece a ti
y balbucea las consignas
del pacifismo armado,
la quieres eclíptica y furtiva,
como yo,
dices, piensas,

te llevas los bordes más salvajes de mis copas,
la altura más abrupta de mis pasos,
me llevas a pensar que siempre es corto el tiempo,
ese que no siempre alcanzo,

le restas certeza a todos mis dogmas,
me juras que las chicas más bonitas
son las que han leído a Barry Gifford,

re ordenas las coordenadas del desorden,

primero me haces Diosa Fortuna,
después bálsamo de Fierabrás,

colectas con paciencia las tormentas
que asolan mi esternón,

ríes y me haces reír,
vives y me haces viviente,

te llevas el presidio de los retrovisores,
la rueca de los pinchazos,
me proteges como las monedas antiguas
que guardan las fuentes,
lo haces todo más fácil,

todo lo que soy
acaba siendo tuyo:
mi vientre enquistado de vacío
mis ojos viciados de cura,
mis arrebatos,

me aceptas así,
arrebatadora

te llevas mi cajas curtidas
de pretérito anterior
y en su lugar has conjugado un nenúfar
de presente perfecto
y futuro infinito

es verdad,
amor mío,
tú que has derribado las leyes del infierno,
tú me haces creer
que los veintiuno son la edad perfecta
para resucitar muertos,

tú te llevas un año y nueve meses de mi vida,
pero pienso devolverte
al menos nueve vidas
y reescribir con ellas
la Historia Interminable
con que compensarte,

una historia de esas que no dejan
morir a los vivos,
de esas que siempre empiezan
por el amor imprudente,

por el irremediable Nosotros

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