Torna tierra el bocado que no brinda
la MADRE
(César Vallejo)
Desmemoriada y descalza
solía sobre el fuego
sin cigarrillos prenderme,
como tungsteno ardiente
yo me recuerdo interrogante,
quién estrellaba las copas
se define vehemente
con vocación de llenar
de estrellas rotas
el suelo recién cortado.
Humana, más que humana
pequeña,
creyendo saber de mí
y con mucho miedo a la
ducha,
barro que siente euforia de
ser barro
por temor a desgastar el
aliento
de mi madre recién nacida,
como escondiéndome.
Haciendo estragos entre mis
pliegues
la inexorable goma II de la
distancia
desdoblándose caleidoscópica
a cada paso
entre las arrugas que
empezarán
a poblar mi frente.
Hoy sin dios,
mañana otra tierra,
pero a fiebre,
mordiéndome a dentellas
los tobillos calcáreos de
mis cuentos,
sin lobo,
pero con caries
avocada al 5 a 2 de la semana,
infecto de agujas mi
inocente reloj de arena,
adulta,
así,
tan de repente
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