Las comparaciones con Sasha Grey son odiosas,
más cuando vienen de tu propio novio,
a Montoya, por bocazas,vulgar y limitado,
y a mi orgullo de hembra herido
Si alguna vez creí en
el viaje al Paraíso en la tierra,
fue a sabiendas de
que
corría el riesgo de
ser expulsada de Él,
(el folleto no
especificaba que la salida de incendios
daba a un motel
destartalado
dónde nadie puede
quererse)
Mi cuerpo era un polígono
peligroso
por él que merodeaban
hambrientas las ratas
que devoraron con codicia
religiosa
a todos los hermosos
caballos
la bala que me mató,
fue sólo la primera copa:
El canto de cisne de Sera:
Soprendida por las
luces que
a media tarde cubrían
la ciudad de fluorescentes,
y ciega,
permití ignorante
que el parpadeo de
neones sustituyera
el guiño bronce del
sol-rey cada tarde.
Me metí hasta en sus
intestinos
y diámbula,
(porque en Las Vegas
hablar de día y noche
es mero protocolo),
desvestí a mi
personaje de dureza y compasión,
prendí fuego a la
memoria de desencuentros
bajo el tañido de una
vieja campana
y golpeando duro en
el mismo lugar dónde ya habían golpeado otros,
me alejé a medio galope de esas raíces agónicas
bajo las cruces
negras de los viejos postes telegráficos
que se acoplaban a
través
de las constelaciones
del zodiaco
distintos collares de
estrellas para el mismo perro.
No,
yo no fui a Las Vegas
a matarme bebiendo,
corrí a Las Vegas por
ti,
y cuando el viento
estaba en el norte
todavía podía oír a mis
caballos,
y el aliento de mis
caballos
y los cascos de mis
caballos
y las herraduras de
cuero sin curtir
pateando mi historia
y todo el recuerdo
como un grial
devaluado,
dejé la suma de mis
vidas, seculares
transitorias, violentas,
hice promesas de
sangre,
redimibles sólo con
sangre,
yo no vine a Las
Vegas
a matarme bebiendo,
yo he venido a
brindar por ti,
a saquear casinos,
a erigir infiernos al
rozarnos
a saciar mi instinto
tragaperras
no, Ben,
no te equivoques,
porque repito,
no he venido a Las
Vegas
a matarme bebiendo
ni a mamártela como
una actriz,
eso es tan corriente
en estas calles …
no he venido a Las
Vegas a follar contigo,
he venido a
trascender
más allá de las
vulgares amazonas
con quienes los
solitarios se masturban,
eso es tan común en
estas fiestas…
pero yo no vine a
morir en Las Vegas,
vine a celebrar
contigo
la rabia jubilosa de
estar vivos…
Yo he venido a
protagonizar banquetes
de bestias feroces,
a desvalijarnos
bárbaros
cómo cazadores
furtivos,
no he venido a Las
Vegas
simplemente a
desnudarte,
he venido a desvestirte
de cualquier
ropaje esquizoide,
no hay nada más
lascivo en Las Vegas
que lo que yo he
venido a hacerte
y he venido a
cubrirte
de inocencia
absoluta…
Si alguna vez tuviera que definir qué coño es eso del amor, dudo que consiguiera llegar a ser tan exacto como éste poema.
ResponderEliminarme gusta Cristina!!!fantástico final. No se como lo haces.Isabel
ResponderEliminarGuaaaauuuu!! No me imaginaba que pudieras escribir estas cosas!! Mer encanta
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