miércoles, 10 de octubre de 2012

el tiempo apremia


Mi corazón no busques, fue pasto de las fieras.
Ahora es cómo un palacio saqueado por las turbas
(Charles Baudelaire)

Esta es otra muestra más de mi autopromesa fallida, recompongo los pedazos de los papeles que desecho por las mañanas, duermo cómo el que duerme con la mecha sujeta entre los dientes, si me inmolo o no poco depende de mí, al menos de mi yo consciente. Una vez más, mi otro yo, el gran simulador, prefiere así arder, quemarse a lo bonzo sobre el papel, a ver si de una vez, la yaga se vuelve callo.

Repito, consciente que será la última vez, que este será el último trago de keroseno que acepte, más no respondo de los actos de subconsciente.

Si acaso soy yo misma el remedio, acaso el antídoto contra mi tristeza, me apiado de todas aquellas, psicólogas de pro-vocación y postura fácil, porque la falta de empatía, lo digo de corazón, a mí me produce pena, ¿pero y si acaso yo soy no más que un daño colateral cualquiera? El coste asumible en aras del progreso, 3 pastillas de soma antes de dormir, dirán, avancemos entonces.

Pese a las advertencias, decepción, pregonada, plomiza, de seguido, en masa, a la fiesta del dolor siempre acuden invitados de más, oportunos comunistas de papadas hinchadas, repartidores de falsa compasión, recaudadores inquisitivos de gratitud, infectados hasta el tuétano de egoísmo, ceguera y cobardía.

Desprecio vuestro entremés plano, anacronismo tan pobre no tiene cabida en mi potencial vida, más allá de éste, vuestro estúpido teatro de máscaras.

Me expongo estos días, menstruo y  vomito sensaciones en cualquier esquina, prometo curarme así de esta inesperada emboscada, que me ha dejado los puñales ensartados en la espalda, uno por cada momento dedicado, y se ha perdido después entre las turbas. No tengo intenciones más líricas que estás líneas sean mi mejor vendaje.

Ladro a los cinco vientos, (el último me está naciendo) como perra de presa que se anuncia: soy una mujer peligrosa porque estoy dispuesta a la sobrevivencia, ladro asquerosamente fuerte y en todas partes para espantar el odio de mis huesos, que no quieren ser baúl para nostalgias,  
que se dobla antes que partirse, que        par -   tir  -   se

Se me ve venir,  previsible, innegable animal de corazón cojo y arponeado, herida si, pero transparente… mi consciencia está desnuda, mi úlcera de frente.

Definitivamente no soporto este tiempo híbrido, de lluvias insuficientes para devolver al paisaje su primitivo verde, pero si lo suficientes para privarle de su exultante amarillo,

aflójense las hojas los pantalones,

desátense los robles sus cabelleras,

descúbranse las “corderas” sus verdaderas pieles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gules